jueves, 3 de diciembre de 2009

Bastardos con gloria

“Mire - Dijo mientras se hurgaba la nariz-, todo lo que hacemos nosotros es por la Gloria.
Éste ejercito que se ha reunido casi espontáneamente, tras los hechos ocurridos en la fronteras mexicanas para, permítanme la redundancia, glorificar a Gloria. La gloria.”

“Nos han definidos como bastardas por querer reír un poco de más, no podíamos evitar no reírnos en aquel momento.
Nuestro cuartel nos ha puesto el nombre de “Bastardos sin Gloria” y aquí estamos ahora poniendo en público conocimiento que somos los bastardos con gloria.
Al tiempo que en un gesto táxico con la vista mostraba a su lado, a la vieja Gloria. Gloria Pena, la única Gloria del pueblo era una Pena, una de las familias mas tristes de la cuidad.

“No saben lo que es la Gloria” decía el viejo mientras se frotaba las manos.
“Una artesana de las manualidades, por qué ustedes- decía mirando fijos a los cronistas- no saben las manos que tiene Gloria”.

Así cerró la conferencia el cabo mayor Julio Vientos mientras mostraba su brazalete con la cara de Gloria Trevi al ritmo de los aplausos de la gente.

Éste ejercito tuvo la posibilidad de glorificarse en la última guerra que en tierras mexicanas.

“La guerrisa” supieron llamar los medios de comunicación. A diferencia de las guerras convencionales que tiene muertos destrucción y demás daños a la naturaleza, ésta era, a la risa. El que reía primero perdía.

Al principio parecíamos en desventajas. Habían algunos dialectos muy graciosos y la tonada mexicana para uno qué no la conoce bien, es muy graciosa. Pero nuestro ejercito tenía lo suyo. Dos cordobeses, un entrerriano, diez sanjuaninos, cuatro jujeños y un santiagueño, sólo un santiagueño porque la contienda era a al siesta y éstos se la pasan durmiendo.

Sólo se podía hablar, nada de cosquillas, ni contacto físico. Mucho menos caricias por debajo de la mesa. El primer día descalificaron al Cordobés Juezz por andar toqueteando a una guerrillera mexicana.

También se podía hacer muecas , el primero de los dos que reía estaba descalificado y debía abandonar la competición, así hasta que uno de los ejercito quedara sin amargados.

La contienda era pareja, pero apareció entre los mexicanos un tipo de pseudónimo “caripoio”, por su parecido alarmante con el animal.

El antropólogo Dimetrius Totin, asegura , siguiendo la línea teórica darwiniana que, éste tipo no es humano, al menos en plenitud ya que, guarda un parecido no sólo físico con el animal, sino también: psíquico, genético y psicológico.
Éste se animó a desafiar la teoría del gran maestro, diciendo que es posible que descendamos del pollo y no del mono.
Y lo definió de la siguiente manera en otra conferencia de prensa que brindó en la cuidad de Peñón del Águila: “Puedo aseverar y asegurar que, éste ejemplar mexicano está en estrecha relación con lo que fuimos y lo que somos, y espero qué no con lo que seamos.
No he finalizado las últimas conclusiones de mi trabajo, pero está a la vista de quién pudiera verlo. Éste tipo es tan parecido a los pollos que uno no puede dudar que nuestra descendencia no venga del mono y si del pollo”.
“Si señores – decía mientras levantaba las manos cuan gesto del gran General Perón- si señores – repetía una y otra vez- venimos del pollo”.
Fueron sus últimas palabras mientras se alejaba de los micrófonos agitando sus brazos con ritmo de baile rolinga.

Si venimos del mono del pollo o de alguna orgía nacional, poco importa ahora. Estamos discutiendo sobre la “guerrisa” que se llevó a cabo en tierras mexicanas.

Y así fue, gracias a este energúmeno que de lejos con algún tipo de miopía, cualquiera puede confundirlo con un pollo y digo esto sin exagerar, su estatura era de 70 centímetros.
Éste, fue el responsable que nuestro ejercito pasaran a ser los bastardos de la nación.

No hacía falta mas que llegar a la contienda y uno sabía que perdería. Con una caminata estilo pingüino, brazos duros a los costados, era demasiado, la risa no se aguantaba.
Algunos se retiraban antes de empezar en un ataque de risa.

Se constató de manera oficial, la primer muerte de risa en la historia de la humanidad.
Un sanjuanino se quedó sin aire de tanto reír y se fue. Paró las patas. Literalmente se murió risa.

De poco sirvió que las autoridades nacionales pidieran la exclusión de éste personaje, al menos hasta que se supiera si era: pollo, humano o producto de una orgía avícola.
Sin embargo, el ejercito se rehusó a esas peticiones, argumentando que nunca se habían divertido tanto en una batalla y que no iban a permitir que se llevaran a ese tipo tan gracioso.

Este acto anti-patriótico, les concedió el termino de “Bastardos sin gloria”.
Ante el hecho y los rumores, que rápidamente comenzaron a asustar a los combatientes, sobre las demandas hechas por el cineastas Tarantino, por los derecho intelectuales, los combatientes comenzaron a buscar la gloria.
Y la única Gloria de la cuidad era Gloria Pena. Esta estaba de viaje, así que en un acto desesperado, intetaron loocalizar a Gloria Trevi quién se rehúso, pero permitió que usaran su imagen en un brazalete distintivo.
También fueron a al carga por Gloria Carra, pero aquella, enamorada con su personaje de “La banda del Golden Rocket”, cambio su nombre por el de Evelyn.
La útima misión fue acudir a Gloria Stefan que rechazó cualquier vínculo por estar aliada a las fuerzas mexicanas.

Lo cierto que un mes mas tarde Gloria Pena volvió al pueblo. Cuando llegó, el ejercito la estaba esperando al grito de “ Entregá Gloria…Entregá Gloria… Entregá Gloria…” al ritmo de una conocida melodía de los Auténticos Decadentes.

Así fue como en un acto simbólico el ejercito sentó a gloria en los brazo de los Sub-comandantes en una especie de sillita de oro para llevarla en andas a gloria.

Por las arenosas calles de la cuidad los bastardos iban felices al canto de “Tenemos Gloria la puta que lo parió, tenemos Gloria la puta que lo parió”

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