viernes, 12 de febrero de 2010

Días extraños

Hoy es uno de esos días. Llámale como quieras: tristes, nostálgicos, melancólicos. Yo los nombré: “esos días”, o “días extraños”.

Esos, que el mundo se encuentra tan raro que es mejor perderlos, ir a contramano.
Esos, que el mundo está distante y es mejor dejarlos antes, que se acostumbren a tu olor.
Hoy es de esos días, que me siento incómodo como un pez en una pecera, como una flor sin primavera.

Hoy me encontré con una foto de ataño, con una imagen mía, pero de otro tipo sin esta triste compañía.
Más joven, más brillante, más soñador. Uno que había olvidado en el trajín de recordar.

Vestía un guardapolvo blanco y zapatos de charol, tiene en su bolsillo un hoyo, y es quizá por ese pozo, que derrochó algunas risas que tan bien me vestirían hoy.

Hoy estoy así, tan ausente, que me enojo con el tiempo por no saber esperar, por llevarse tanta gente, tiempos que deberían ser para siempre, aunque confieso que algunos ha sabido convidar.

Hoy es uno de esos días, que el mundo es tan extraño que me pierdo de pensarlo y ni el espejo me hace un guiño de realidad.

Es tan raro como entender que la soledad nunca esta sola, porque hay más solos que convidados y hoy estoy así, con la soledad abrazando mi brazo riendo con mi sombra de mi pensar.

El tiempo va pasando y aquel de la foto no tenía idea que pasaría tan rápido y que yo escribiría que lo vi tan risueño, algunos años después.
Que dirá el que escribe, años después, cuando el que escribe sea otro, vaya a saber quién.
Tendrá días extraños o extrañara los días como hoy, quién sabe, cómo saberlo y para qué.

Hoy estoy así, apagado como los colores en otoño, como un traje sin su moño.
Me sigo preguntando que pensará el de la foto en aquel momento, con su guardapolvo blanco y sus sueños de papel, sueños que el tiempo bien supo esconder en mi cien.

Hoy estoy así, raro, incómodo en mi zapatos, en esta prisión que no me deja salir. Quizá no haya que salir, sino entrar y buscar, revolver, encontrar. Quién sabe, no siempre es hoy y mañana será ayer.

Confieso que hoy escribo para dormir y duermo para soñar.
Espero que me encuentre soñando cuando vuelva a despertar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es uno de los mejores que he leido

Publicar un comentario