martes, 24 de noviembre de 2009

Manuel y la receta de la felicidad

Manuel estaba seguro de haber dejado la carta en el cajón de su cómoda, en el primer cajón de su cómoda.
Incluso, su relato es tan real que uno tiene la sensación que sería en aquel lugar, su cómoda, el primer destino de búsqueda, de cualquiera que lo escuchara. Cualquiera iría convencido de encontrarla.. allí en su primer cajón. Sabiendo de antemano que Manuel la buscó 234 veces, las contó. Eso me dijo a mi, qué las contó 234 veces… yo pensé que exageraba, pero hubiese redondeado en 250.. 0 2500. No! él dijo, 234 veces y yo le creí. Siempre le creo, Manuel es un tipo que no miente… y si lo hace es lo suficientemente sensible para convertir esa mentira en una verdad.
Al fin y al cabo una verdad puede ser una mentira bien contada… maquillada…

El convencimiento a veces te ciega, y Manuel sí qué era de esos tipos, esos que no dudan. A la edad de 7 años. perdió un juguete convencido de que estaba en su baúl de muñecos . Por un lazo de tiempo análogo a 10 años, Manuel buscó diariamente, con el mismo convencimiento que el primer día.
En cada arremetida, en cada paso previó él estaba persuadido de encontrarlo. Después de 10 años lo olvidó o encontró otro juguete, quién sabe… lo cierto que ese juguete nunca apreció.

La carta tampoco estaba allí, y sí estaba,234 veces no fueron suficiente. Por qué Manuel no habría encontrado un sobre azul marino en un cajón de vacío. Era poco probable, por las dudas fomenté la idea de buscar en otro lugar antes de contar 235.

La exploración seguía, Manuel empezó a desesperar, desconfió de su mujer, de sus hijos, incluso, en un acto de extrema locura increpó a su sombra, esperando respuesta. Ante el silencio de aquella, se trenzó en una batalla de manos que terminó.. como siempre sucede en estos casos, con un doloroso empate…

Esa carta había llegado a sus manos por herencia. Generaciones. Manuel había robado la carta. Su familia paterna era una de las logias del crimen organizado mas poderosa del sur de Monvillle y en un acto mítico se hizo con la carta.

Pero ahora la había perdido, todo su trabajo de hormiga quedó trunco con la desaparición de ese escrito que el propio Manuel cuanta con tanta emotividad que uno no dudaría en ir a buscarla allí, en su primer cajón , convencido de encontrarla. Esto creo haberlo relatado, el énfasis es tan real como su certeza.
Las carta fue robada por Manuel, desconozco los detalles, por cuestiones de seguridad no me contó.
Pero después de 200 años de robar y robar ,él tenia entre sus manos el poder simbólico mas importante de la humanidad. La felicidad. En ese sobre y con una letra del ortodoxo latín del siglo IX se encontraban las líneas de la mítica carta que habla de la felicidad. Nada mas y nada menos que, “La receta de la felicidad”.

Antes de perderla y alimentando sus compulsiones obsesivas, Manuel después de un arduo trabajo, supo traducir algunos pasajes, que no sirven pero pueden dar una pista de lo que se encuentra allí.

A continuación algunos de los pasajes traducidos:

“ 2 huevos de codorniz, separe yema de clara. Yema a la sartén, y con clara haga lo que se le antoje"

“3 pezuñas de lobo africano y una foto desnuda de Angelina Jolie” Si consigue la foto le suplico, me la mande, la cursiva es mia, del autor.


“Imprescindible contar con dos o tres millones de euros en el banco, si es argentino evite guardarlo en el banco de su nación. Si es de otro lugar del mundo evite el Banco Nacional Argentino”


Estos fueron los pasajes que me supo confesar Manuel.
Yo la verdad, no termino de creer que, la receta de la felicidad tenga algo que ver con la codorniz o con Angelina jolie. Aunque sigo sosteniendo que Manuel no miente. Nunca miente.

Luego de aquella charla no he vuelto a verlo. Algunos dicen que Manuel dejó su familia y su trabajo en la búsqueda de la carta que, sospecha esta en algún basurero municipal.
Es muy probable que si busca 243 veces en cada lugar, de cada basurero, los pronósticos no sean los mas alentadores.

La cruda realidad dice que Manuel, ha ido en búsqueda de la felicidad escrita en un pergamino del siglo IX en un idioma ajeno, escrita por alguien que desconoce.Descartando que en aquellas épocas el humor sarcástico formara parte de la sociedad.

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