viernes, 22 de octubre de 2010

Del Rústico González, Jamás.

Quién lo hubiese imaginado del “Rústico” González. Nadie. Quién se lo hubiese imaginado. Ni en broma. Del “Firulete” Candía capaz, que sé yo, prejuicio viste! pero si me decían de “Firulete” firmaba, era medio livianito, sensible, por ahí se lo veía llorisqueando cuando perdíamos un partido, pero el “Rustico” no. De cualquiera menos de González.

Jon Pual “Rústico” González se llamaba. El padre lo quería música, pero éste de lírica no tenia nada. Era tan devoto de su manía de destruir el juego que a veces les pegaba a sus propios compañeros, cuando alguno de éstos se ensañaba en lo que él denominaba, “ataques de habilidad”, iba y sin un gramo de piedad los partía. Les daba murra como se dice en el barrio, pregúntale a “Firulete”, un día se engolosinó más de la cuenta y Jon Paul lo corrió 80 metros y lo atendió, le rompió tibia y peroné. Candía no volvió ser el mismo nunca más.
Pero quién le iba a decir algo al González, nadie, le tenían miedo hasta su sombra que cuando el dormía se escapaba en búsqueda de un poco de buenos modales. La sombra estaba harta de andar por el piso barriendo jugadores, le dolían todos los huesos después de cada partido. Estuvo 15 años en terapia para poder superarlo, pero fue imposible y cuando Jon empezó a sospeche que ésta le estaba robando tuvo que dejar su análisis.
El “Rústico” te mataba, ni su mujer se salvaba, el lunes que era el día libre, él seguía practicando con ella, la llevaba la patio y le aplicaba tijeras, codazos, unas 40 o 50 veces por lunes. La mujer no aguantó más y lo dejó. Y si! Que iba a ser. Pero esto no lo puedo creer, de cualquiera menos del Rústico.

En el barrio hay un rumor que a los cinco años jugando con su padre en el jardín de la casa en un cruce, lo atendió y lo mando al hospital “todo pelota, todo pelota”, se defendía Jon, ya preparándose para lo que seria su frase de cabecera. El padre mientras iba medio moribundo repetía sin cesar “Tiene futuro… tiene futuro.” Y bueno que le vas a decir, los padres son así.

En el periodismo salía mas en el encabezado de policiales que en el deportivo, la única vez que estuvo en éste último fue de casualidad.

Marcador de punta. Derecho o izquierda fue un misterio que nunca se reveló, le daba con la misma eficacia a la tribuna, nunca en su larga carrera salió de alguno de sus pies algún pase a sus compañeros, sin embargo jugaba siempre, y cómo no iba a jugar, el técnico le tenia un miedo terrible, lo ponía de capitán incluso. Pero esto nunca me lo hubiese imagina, del Rústico González. Jamás.

En su carrera contaba con 81 expulsiones y 275 amarillas, en una entrevista sostuvo que cuando llegue a las 100 se retiraba, y no era broma.
Pero esto no me lo hubiese imaginado nunca, del “Rústico” nunca, sino lo hubiese visto no lo creería en la vida.
Al principio pensé que era otro, que se parecía, pero cuando me quedó mirando fijo empecé a sospechar y cada vez que me acercaba quería irme en dirección contraria pero ya era obvio, y nos quedamos cara a cara.

- Que haces Pepe. Me dijo con una naturalidad imposible.
- Bien. Dije titubeando.
- Te presento a Luisito, mi novio. Dijo sin pudor.
No sabia que decir me quedé heleado. Charlamos un ratito de algo que ya olvidé y me fui. Estremecido, no podía comprender eso, y con la naturalidad que lo confirmaba. Los saludé tratando de no mostrar mi supresa y seguí caminado mientras las piernas me bailaban una milonga. Cuando me alejaba escucho una voz que dice.
- Pepe Pepe. Me dio vuelta y era él.
- Liberación sexual. Me dijo con un tonito que entonaba una melodía que de su boca era inadmisible, al tiempo que dejaba caer una sonrisa picara que nunca voy poder olvidar (a veces sueño con ella). Nunca me lo hubiese imaginado, del “Rústico” jamás. Pero bueno como decía el nono: Cada uno de su culo hace un florero; ¿no?

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